Una de las cosas que una mujer se pregunta cuando se va a casar, aparte de cómo será su vestido, es cómo me arreglaré para el día más especial de mi vida.
Yo tenía claro que no iba a disfrazarme y quería un maquillaje sencillo y natural, que me identificase. A veces, por querer innovar, la liamos, y al final a las personas que nos gusta ir naturales, se nos ve recargadas y artificiales.
Yo no quería que eso me pasase a mí. Quería identificarme con todos los momentos que ocurriesen en la boda y por supuesto con la imagen; ser yo misma siempre.
Por eso, no me la jugué y llamé a la persona que me lleva maquillando desde el año 2009.
Ella es María Perucho. La conocí en una entrevista que hicimos en mi primer disco, para la revista Telva y tuvimos un flechazo. Desde entonces, casi en todos los videoclips y sesiones de fotos, me arregla ella. Si es que tengo arreglo, jejejeje.
Meses previos a la boda hicimos una prueba para ver qué tipo de maquillaje y peinado llevaría en mi boda.
Finalmente, nos decantamos por un look con moño para el primer vestido y mi look de siempre, pelo suelto y «alborotao», para el segundo vestido.
El moño sería desenfadado, pues tenía claro que quería llegar a la Iglesia con el pelo retirado de la cara y con velo en la cara, «velada» que se dice.
Como sabéis yo nunca me recogía el pelo para los conciertos. Digo nunca, porque después de la boda, empecé a recogerme el pelo en los conciertos en una de las partes del show, para que se vea un cambio de look en el peinado, de una parte a otra.
Es curioso, porque en mi día a día siempre llevo el pelo recogido, pero si ni recuerdo mal, creo que me lo recogí una vez en una tele que hacía de jurado en un concurso y de pequeña cuando mi madre me arreglaba para salir a actuar.
Al moño le añadimos un adorno que me hizo a mano Pilar, de la floristería Pecci en Toledo.
María Perucho, llegó súper temprano a la casa de mis padres, si yo me casaba a las 12:30h, pues ella llegó sobre las 9 de la mañana. Parece mucho tiempo, ¿verdad? Pues no es tiempo suficiente, porque pasan volando las horas y entre los nervios, las fotos que te haces con los familiares previas a la llegada a la Iglesia, y en mi caso la sorpresa que como ya os conté, tenía de cambiarme de un coche a un coche de caballos, pues se me fue el tiempo.
Y al final, como casi todas las novias, llegué tarde a la Iglesia, pero no mucho.
Para el maquillaje apenas usamos maquillaje, pues a mi no me gusta nada la sensación de llevar maquillaje en el rostro y me hace sentir incómoda. Pero si tratamos de que la piel se viese reluciente, aplicando una ampolla flash previa al maquillaje. Aparte yo llevo cuidándome la piel desde que tengo 15 años, pues es algo que me gusta mucho, sentir la piel de la cara hidratada.
Aparte usamos un colorete rosado, para conseguir un efecto más aniñado, una sombra clarita sutil para el párpado, un eyerline negro y lápiz negro para el interior del ojo y la máscara de pestañas de color negro.
Aparte mi labial de siempre, que es el 274 l,absolu Rouge drama sensualité, pintalabios mate de Lancome, mi favorito de todos los pintalabios, mezclado con otro de mis favoritos el 264, también de Lancome.
En las cejas, no me hice absolutamente nada, pues no me gusta que me retoquen la ceja con lápiz y siempre la dejo tal cual la tengo de naturaleza.
Os dejo algunas fotos del «momento maquillaje» en mi boda.
¡Qué nervios!
Pero todo merece la pena por vivir ese día tan bonito.
Nos volvemos a encontrar el 13 de marzo y os cuento más cositas.