Para mí, un sueño por cumplir, era llegar a la iglesia el día de mi boda en coche de caballos. Sinceramente, no sabía cómo hacerlo realidad.

El destino quiso que acompañase a mi marido a un tentadero en Jandilla, donde conocí a Sol Bohórquez y le conté mi sueño.

Sol me comentó algo que yo no sabía y es que Rocío Jurado, mi artista favorita, se había casado en un coche de caballos propiedad de la familia Bohórquez. Según le iba contando mi sueño a Sol, notaba que su cara me quería decir algo. Hasta que en plena conversación me dijo:

-María, ¿sabes qué? A mí me ganan las personas por como son, no por lo que son. Y yo te voy a ayudar a cumplir tu sueño porque me has caído muy bien. Llegarás a la iglesia, el día de tu boda, en el mismo coche de caballos en el que se casó mi hermana.

Yo no vi el coche de caballos hasta el mismo instante en el que me subí a él, el mismo día de la boda. Cuando lo ví, no podía evitar emocionarme porque ni en mis mejores sueños había imaginado una maravilla así. Era un coche encapotado con cuatro caballos, como el que yo había visto de pequeña en el cuento de La Cenicienta llegando a ver a su príncipe. ¡Cómo iba a imaginar yo que a mí me iba a pasar algo así!

Al salir de la Iglesia, la capota del coche de caballos la había quitado el cochero y los lacayos y me encontré descapotado el coche. Cuando me subí al coche de caballos para pasear por mi tierra del brazo de mi marido, os juro que parecía que estaba en un sueño.

Jamás podré olvidar el súper detalle que tuvo conmigo Sol Bohórquez. Las personas que te ayudan a cumplir un sueño, no se te olvidan jamás. Gracias amiga Sol. Te estoy súper agradecida.

Os voy a comentar algo que mucha gente no sabe y es que por si acaso tenía un plan b. Cuando empecé a organizar nuestra boda, mi madre siempre me decía: 

-María, no sé te vaya a ocurrir llegar a la iglesia en coche de caballos, mejor en un coche clásico por favor, que a mí me gusta más.

Así que lo tuve que mantener en secreto durante un año y medio y estuve ocultando esto hasta última hora. Para ello, tuve que alquilar dos coches: uno para Esaú y otro para mí. Los coches los alquilé en una empresa de Mocejón llamada Reclasic y su dueña, Fátima Humanes, se portó de categoría con nosotros. Alquilamos un modelo Rolls Royce para Esaú y un modelo Jaguar para mí.

Así que para continuar con mi secreto, a la puerta de mi casa, fue a recogerme un coche clásico y así mi madre pudo ver que me montaba en un coche como ella quería.

Lo que nadie sabía es que a mitad de camino, sin que nadie lo supiese, nos cambiaríamos del coche clásico al coche de caballos que nos estaba esperando en un lugar estratégico en Toledo para que nadie lo viese.

A mi padre le dije:

-Papá, tranquilo, que ahora va a ocurrir una cosa que no te esperas, pero va a ser genial.

Aunque mi padre no lo quiera reconocer, ahí es cuando realmente lo ví nervioso.

Mi padre estaba flipando. Decía: -Pero hija, ¿ahora dónde  vamos?

Cuando llegamos a la iglesia y mi madre nos vio llegar en coche de caballos, no daba crédito.

Luego me dijo:

– ¡Ay María no sabía que era así de bonito! ¡Era de ensueño!

Os dejo algunas fotos del coche de caballos y de los coches clásicos.

Estoy cantando en un crucero por las Islas Canarias y por Madeira, así que el próximo 13 de enero os cuento más cositas acerca de nuestra boda.