Hoy, 13 de octubre de 2020, pongo fin a este blog “Blanco y Oro”.
La verdad no me gusta hablar de punto final y prefiero los puntos y aparte…
Ha sido un año donde cada día 13 os he ido contando algunos momentos de mi boda.
Ahora necesito poner mis cinco sentidos en el disco que os estoy preparando, que será mi sexto disco de estudio y además, como sabéis, el 24 de octubre tengo concierto en Granada y quiero concentrarme mucho para ese día.
Asi que para despedirme, os contaré las sorpresas musicales de la boda.
Para mí, la música es esencial y en mi boda no podía faltar música en directo.
Siempre quise una boda donde hubiese muchos artistas cantando, que no parasen de salir compañeros al escenario y no parase la música en toda la celebración.
En la Iglesia estuvo con nosotros Chiquetete, que en paz descanse, que me cantó una de mis canciones favoritas. «Te quiero niña”.
Yo siempre le decía a mi marido: ¡Cómo me gustaría que Chiquetete viniese a nuestra boda! Esaú lo llamó y vino a ese día tan señalado.
Jamás olvidaré mi emoción al sentir su voz de caramelo, que llega al alma.
“Te quiero niña te quiero, ay te quiero niña te quiero, de tanto mirar tu cara, por dentro me muero, muero. Te quiero”.
Al entrar al Cigarral antes del almuerzo, sonó en su voz las sevillanas que llevan mi nombre. “A la puerta de Toledo” y la verdad fue tan bonito que no puedo evitar emocionarme al recordarlo. Desde el cielo se que nos manda señales para que en la tierra sigamos haciendo música con todo el alma que tengamos y no nos dejemos llevar por modas, sino por nuestra verdad, la que llevamos dentro.
En la Iglesia estuvo con nosotros un artista que admiro muchísimo, David Barrull que cantó en la misa y su voz aún resuena en mi alma.
Cuando los invitados llegaron al cóctel, mientras Esaú y yo nos hacíamos las fotos de la boda, pusimos un cuarteto de cuerda que yo no disfruté porque no lo pude oir, ya que cuando llegué ya habían terminado, pero todo el mundo me dijo que fue muy bonito.
La verdad me alegro que les gustase a nuestros invitados, pues cuando te casas todo pasa volando y a veces te pierdes cosas, pero dicen que si algo se te pasa rápido es porque lo estás disfrutando.
Una de las cosas que más me gusta hacer, es dar sorpresas.
No me gusta mucho que me las den a mí, pero darlas me apasiona.
Por eso, durante la comida fui haciendo una serie de sorpresas.
Tengo que contaros que afortunadamente tengo a mi hermana que aunque sabe que no soy muy de sorpresas, seguramente se deba a que no estoy acostumbrada a recibir sorpresas. De hecho, la única sorpresa que tuve el día de mi boda, me la hizo mi hermana que reunió a todas mis amigas y juntas me hicieron un audio precioso que sonó antes de empezar a comer y que me emociono cada vez que lo vuelvo a escuchar.
Después del sorbete, como sabéis, vino la sorpresa a mi hermana cantando la canción “Tú eres mi hermana del alma” mientras le hacía entrega de mi ramo de novia.
Justo después del tercer plato, canté “La Zarzamora” que era la canción que más cantaba mi abuela Pascuala, a la cual no pude conocer pues murió con tan sólo 43 años.
Mientras cantaba, entregué un ramo de rosas blancas a mi madre y Esaú entregó el mismo ramo a su madre.
Justo antes de la tarta, sonó una canción que había grabado en un estudio especialmente para la ocasión que se titula “Vuela alto” que es la canción favorita de Esaú y le hice entrega de un capote que había encargado de sorpresa con nuestros nombres, el logo de nuestra boda y la fecha del enlace.
Durante los postres entraron al salón un grupo de Mariachis y justo en el momento de la tarta cantaron “El Rey” y después cantaron muchas rancheras pues personalmente a mí me encanta el mundo de la ranchera y quería tener a México, presente el día de mi boda.
Lo que más me moló es que en ese momento, con todos los Mariachis, María Jiménez, de forma improvisada se arrancó a cantar y formó un lío gordo. Su raza y su verdad cantando hicieron que todo el mundo allí presente pudiese disfrutar de un momentazo inolvidable.
Entre ese momento y el momento piano de la iglesia, parecía que estaba viviendo un sueño.
Antes de pasar al momento fiesta, repartimos unos regalitos para nuestros invitados. A las mujeres les regalamos unos monederos de piel de color capote y a los hombres unos llaveros con forma y color capote. Todo ello nos lo hicieron nuestros amigos de Pozo Puerto Ubrique. María y Miguel, los propietarios de la empresa, son muy amigos nuestros y siempre nos tratan con mucho cariño. Son geniales.
En la fiesta, después de las “Sevillanas de la luz”que hicimos como baile nupcial, preparé un video con todos los momentos especiales que hemos vivido durante nuestra relación. Mirad la cara de Esaú mientras veía el video. Creo que estaba un poco emocionado, jejeje.
Y justo al terminar el video, cantó de nuevo David Barrull y además cantó Manzanita que muero con su voz y lo conozco desde hace muchos años y también cantó Raya Real. Desde aquí dar las gracias a todos mis compañeros por su entrega absoluta.
Además tuvimos mucha suerte con los músicos que vinieron y con todo el equipo técnico de sonido, luces y audiovisuales pues no faltó ni un detalle y mis invitados que fueron geniales se arrancaron en una fiesta improvisada por bulerías, y salimos todos al escenario y formamos una fiesta preciosa como remate final con María Jiménez, Vicky Martín Berrocal, Cristian Almodóvar, Davinia Jaén, Erika Leiva, Javi del Pino, entre otros.
Quiero mencionar a los buñuelos de la Mamá Dolores, que vinieron desde Sevilla para hacernos más dulce la celebración.
Desde aquí daros las gracias a todos los que habéis leído mi blog durante este año y deciros que si alguno de vosotros ha tenido que mover la fecha de la boda por la pandemia, no os agobiéis que el día de vuestra boda llegará y cuando lo celebréis, será maravilloso y siempre se quedará en vuestros corazones.
Para finalizar os dejo la foto que para mí simboliza mi boda y es el piano blanco, solo, a las puertas de la Iglesia para cantar “Sevillanas de la luz” al salir ya casada. Me quedaré toda una vida con este momento grabado.